CENTENARIO DE LA ESCUELA "Francisca Jacques"

“En el camino del conocimiento lo importante no son los nuevos paisajes, sino los nuevos ojos”. Esta cita - creemos que de Marcel Proust - fue repetida incansablemente por esta ilustre argentina a través de su dilatada carrera.
Hija de Amadeo Jacques - quien desterrado por Napoleón III se asentó, afortunadamente para nosotros, en estas tierras - y de la santiagueña Martina Augier, nació en San Miguel de Tucumán el 8 de diciembre de 1859. 
Perteneció a la pléyade de insignes educadores que aun sustentando postulados que, por su disparidad, colisionaban - Onésimo Leguizamón, Osvaldo Magnasco, Pedro Goyena, Maximio Victoria, MigueI Navarro Viola, entre tantos - brindaron una batalla enaltecedora en la época que, sin dudas, podemos calificar como la edad de oro de la instrucción pública en nuestro país. Y no obligados por ninguna ley ni reglamento, sino sólo guiados por el eros pedagógico diseminaron ética y saberes en la totalidad del suelo patrio. Francisca Jacques desplegó a lo largo de trayectoria docente - en Santiago del Estero, Corrientes y Buenos Aires - en todas y cada una de las funciones que le fueron asignadas no sólo una vastísima preparación y amplia generosidad sino también, y fundamentalmente, un compromiso y acción que se impuso desde sus inicios y que la distinguieron.
Dado que no se encontraba, por ven­tura, adscripta al país verbal de los ma­nifiestos, de las declaraciones de principios, de los “pactos educativos” (no ya orales sino escritos pero malamente cumplidos) consiguió sobrellevar y solucionar casi todos los problemas que ocasionan a los hacedores nuestras típicas endemias: falta de presupuesto, abulia, provincialismo cultural, burocratismo, etc.
Decidida, frontal, enérgica; aquella acción y aquel compromiso coadyuvaron a manifestar, y enraizar, un magisterio renovador y fundacional (hoy algo olvidado puesto que lo trivial se reitera y lo trascendente se descuida.)
Su competencia profesional - hereda­da de “el maestro de una generación” - trascendía todo el país.
Compromiso con la educación y con los humildes; con la vida, en suma. Acción en todos y cada uno de los cargos desempeñados.
Múltiples son los beneficios que a las clases populares brindaron no sólo la alfabetización y la instrucción en los establecimientos por ella dirigidos, sugeridos o fundados sino que, además, la creación de talleres de herrería, carpintería, sastrería, dibujo, música; de huertas y granjas -en la ciudad capital y en los principa­les pueblos de la campaña santiagueña posibilitaron puestos de trabajo a miles de hombres y mujeres que sumidos en un estancamiento entumecedor y aplastador por las banderas del incremento de la tecnificación y del liberalismo spenceriano en tiempos en que ya aquí -en “el arrabal del mundo” la teoría de la supervivencia del más apto se manifestaba en forma abierta y cruenta, empobreciendo y exclu­yendo.
Su afán superador la llevó, incluso, a financiar becas y a insinuar a sus maes­tros - en 1890 - a crear una escuela domi­nical para domésticas adultas.
Y, todo esto, en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX. Es decir: cuando aún no habían arribado aquí los postulados de la llamada, genéricamen­te, “Escuela Activa o  Renovadora” a deslumbrar a los iluminados de turno.
Ignoramos si la señora Jacques vislum­bró posteriormente, que sus ideas concordaban, en muchos aspectos, con las de Ferriére, Decroly o Montessori. Lo que sí sabemos - y es lo trascendente - que su hacer fue de avanzada.
Jubilada (en 1904) trasladó su residencia a Buenos Aires donde en su casona de la calle Córdoba, solía reunir amigos que compartían sus inquietudes.
Allí transmitía lo visto y oído: anécdo­tas de Sarmiento, Avellaneda, Roca. O  rememoraba las ideas de Cané, Wilde o Amadeo Jacques.
Mujer de cultura bilingüe, frecuentaba las principales librerías porteñas, acercando a sus contertulios las últimas noveda­des llegadas a Madrid (generación del  '98, creacionismo) o de Paris (naturalismo, simbolismo) con amplio conocimiento y singular humildad.
Un sino acabadamente cumplido el de esta maestra tucumana. Con motivo de su fallecimiento, acaecido el 25 de diciem­bre de 1948, dijo “La Nación” (26/12/48): “... Además merece consignarse como la exteriorización de su carácter el consejo dado al despedir a las cinco primeras docentes recibidas en la Escuela Normal Nacional de Maestras “Manuel Belgrano” de Santiago (1884) recomendándoles sublevarse contra todo lo indigno, contra todo lo bajo; a protestar contra lo injusto; a no adular ni bajar la cabeza ante el po­der”.
Por su parte, “La Prensa” (26/12/48) recordó: “...relevante y emotiva fue su despedida al abandonar el magisterio activo en su amada Escuela Normal de Santia­go del Estero. La misma en la cual comenzó su fecunda labor, y donde por ex­preso pedido de la comunidad al Dr. Paul Groussac y al Presidente Roca finalizó su dilatada trayectoria”.
Por Resolución, el Consejo Nacional de Educación dispuso en 1949 que un establecimiento de la ciudad de Buenos Aires fuera advocado bajo su patronazgo. Tal honor Ie cupo - el 10 de septiembre de 1950 - a la actual Escuela N° 13 del Distri­to Escolar 11°.
Notas:
I) Principales cargos ejercidos:
-Directora del “Colegio Belgrano” (S. del E., 1879)                                                                   
- Profesora de la “Escuela Normal Nacional de Maestras Manuel Belgrano” (S. del E., 1881-84)
-Directora de la misma Casa (1884-1891)
-Directora, por segunda vez, de la ” Escuela Normal de S. de Estero” (1893-1900)
-Interventora de la “Escuela Normal Nacio­nal de Corrientes” (1900)
-Profesora de la “Escuela Normal Nacio­nal de Maestras Nº 1 de la Capital Federal” (Bs.As.1901-1902)
-Directora, por tercera oportunidad, de la  “Escuela Normal de S. del Estero” (1903-­1904)
-Vocal del Consejo General de Educación de Santiago del Estero (1909)
II) Fundación de los principales establecimientos educativos, todos en S. del Estero:
-Escuela de Artes y Oficios (1886)
-Escuela de Agricultura (1888)
-Escuela Dominical para Domésticas Adultas (1890)
-Escuela de Música (1894)
-Jardín de Infantes (1896)
III) Fuente: Consejo Nacional de Educación.
 “Cincuentenario de la ley 1420”. Buenos Aires. 1934. T.I, pp 478 Y 479.
Ángel Gregorio Cabello
"Servicio Educativo" N° 31
República Argentina, octubre de 2000

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